¡Estamos aquí!

      Como latinos evangélicos, procuramos responder a las necesidades de nuestras comunidades en todo momento. Ejercemos con amor el ministerio de compasión a través de visitas a los enfermos en hospitales y visitas a los ancianos. Damos con gozo a las misiones foráneas y realizamos nuestro trabajo de evangelismo y discipulado con pasión.

A esto le llamamos llevar un mensaje de esperanza al mundo de un Dios de amor y misericordia.

      Cuando vamos a la Biblia, la palabra misericordia, en muchas ocasiones significa justicia. Además, la Biblia nos dice que Dios es un Dios de amor y de justicia. Como cristianos, somos llamados a no solo predicar el Dios de amor, pero también al Dios de justicia. Como bien dice en Mateo 6:33 “Busquen primeramente el reino de Dios y su justicia y todo lo demás vendrá por añadidura”. Llevar un mensaje de justicia tiene un precio, no es solo practicar actos de compasión. Para llevar un mensaje de justicia y ponerla en práctica hay que hacer lo que es correcto aunque conlleve sacrificios y nos cueste pagar un precio. Por ejemplo, los profetas en la Biblia, decían la verdad a los reyes que estaban en poder, aunque les costara la vida.

En nuestro contexto socio político, es levantar la voz en contra de agendas que se oponen a nuestros valores bíblicos. 

      Por mucho tiempo la iglesia ha sido secuestrada por las agendas de los partidos políticos, un partido nos atrae por temas como la inmigración, la pobreza y racismo y el otro partido nos atrae por el tema del aborto, matrimonio y la libertad de religión. Esto a provocado una separación en el liderazgo cristiano, entre hermanos en la fe y hasta entre familiares. Es tiempo de actuar, de que nuestra voz sea escuchada. Hay que rescatar nuestros valores bíblicos de las garras de los partidos políticos y ponerle fin al secuestro de la voz de la iglesia. 

Cuando tomamos una postura de criterio independiente no importando el precio a pagar, nos convertimos en esos profetas que tanto esta generación necesita.

      Nuestra voz importa, el respeto a la comunidad importa, nuestro legado importa. Dejemos que la próxima generación vea una iglesia llena de valor, con su lealtad definida en los valores bíblicos y no en agendas políticas divisivas. Que puedan ver una iglesia con propósito luchando por cambios sociales que aporten a la calidad de vida de la población donde la justicia y el bienestar prevalezcan.

¡Estamos aquí!