La Iglesia Latina y el Racismo

14 de Agosto de 2021

El racismo es un pecado individual e institucional que se hace evidente de diversas formas y maneras en nuestra sociedad, y la iglesia latina no es ajena a esta distorsión de la imagen de Dios en los seres humanos.  En los últimos años ha surgido nuevamente en la narrativa pública una conversación que inicio en algunos círculos académicos desde la década de los 80 y que ahora ha encontrado buena acogida entre los grupos comunitarios de base, medios de comunicación, oficiales electos y líderes religiosos, nos referimos a lo que se conoce como la teoría crítica de la raza, una concepción teórica de la sociedad y la cultura en su relación con las categorías de raza, derecho y poder.

Los eventos raciales ocurridos en los Estados Unidos durante las últimas décadas han incrementado la conciencia de que los asuntos de las políticas públicas de encarcelamiento masivo de los jóvenes afro americanos o la discriminación de latinos en asuntos de la vivienda, por ejemplo, son legados directos de la empresa esclavista de los blancos hacia los negros y mestizos.

¿Qué tiene que ver este tema del racismo con la iglesia evangélica latina?

Nos guste o no reconocerlo, nosotros como Latinos somos resultado de la acción colonizadora española, portuguesa, francesa y anglosajona en nuestro continente y aunque al sur llego primero la tradición católica romana y al norte la tradición protestante, es evidente que en la evangelización de nuestro continente  hubo una fuerte presencia del racismo por parte de algunos de los misioneros, donde a la cultura europea se le considero superior que a la cultura aborigen de nuestro continente y a la cultura de los hombres y mujeres y africanos que fueron traídos a la fuerza en los barcos negreros por medio de la empresa esclavista que funciono en los Estados Unidos desde 1776 hasta la aprobación de la décimo tercera enmienda a la constitución en 1865.

El desarrollo del mestizaje español, indio y negro no eliminó, sino que matizo el racismo cultural impuesto por los colonizadores al norte y al sur del continente, mientras que al norte se imponían conceptos teológicos erróneos de la superioridad blanca.

En el libro de Génesis se narra que Caín asesino a su hermano Abel y Dios como parte del castigo coloco “una marca” sobre Caín que algunos interpretes anglosajones y europeos erróneamente enseñaron inescrupulosamente que la marca fue el oscurecimiento de la piel de Caín y sus descendientes. (Génesis 4:9-15). La maldición de Caín fue utilizada para apoyar la prohibición de no ordenar al ministerio a personas negras en la mayoría de denominaciones protestantes en los Estados Unidos hasta 1960.

En Puerto Rico a partir de 1508 Ponce de León utilizo a los indios Tainos para los trabajos forzados y estos fueron rápidamente exterminados por las enfermedades y la esclavitud impuesta por los españoles, esto junto a la eliminación en 1542 de la esclavitud indígena incremento la demanda de esclavos africanos. El negocio de compra y venta de esclavos indígenas entre 1670 a 1715 y las guerras tribales para capturar esclavos desestabilizo las colonias inglesas, de la Florida Española, y la Luisiana Francesa.

En la América Latina colonial se estableció un sistema de castas raciales donde el origen e identidad de un individuo se asignaba oficialmente en el registro de bautismo, por supuesto los blancos estaban en primer lugar, en segundo lugar, estaban los individuos con raza mixta europea e indígena considerados como mestizos, en tercer lugar, los individuos con raza mixta europea y africana considerados mulatos, y de ultimo los indígenas y los negros.

Los cristianos creemos que Dios en Jesucristo reconcilio al hombre y a la mujer consigo mismo tal como lo declara el evangelista Juan:

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.

(Juan 3:16 RVR).

Pero tal y como lo señala el Apóstol Pablo esta reconciliación también tiene que ver entre las distintas razas y aun de género:

“Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”.

(Gálatas 3:28 RVR).

Es decir que en las nuevas comunidades cristianas nuevas relaciones raciales basadas en la dignidad, la igualdad, la justicia serian la norma. Sin embargo, en el libro de los Hechos se nos narra un episodio que fue la primera prueba de tensión racial en la iglesia:

“En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria”.

“Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas.

Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo.

Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra.

Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía;

a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.

Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe”.

(Hechos 6:1-7 RVR).

¿Quiénes eran estos griegos que se quejaban de que sus viudas no eran atendidas por los judíos?

La mayoría de los historiadores concuerdan que eran helenistas, es decir judíos que utilizaban el griego como su lengua materna, ya que habían vivido la mayor parte de sus vidas en ciudades donde el griego era el idioma más utilizado y que habían retornado a Jerusalén por una variedad de razones, entre ellas el retiro después de vivir la mayor parte de su vida como esclavos. Hasta ese momento el crecimiento de la iglesia se había dado primordialmente entre los judíos, pero ahora antiguos esclavos judíos retornados y un gran número de viudas helenistas habían creído en el mensaje del evangelio y se habían unido a la naciente iglesia. Evidentemente una barrera lingüística y cultural fue un factor de tensión entre ambos grupos, la dinámica de la “murmuración” de los helenistas en contra de los hebreos indica un grado de sospecha y hasta de hostilidad.

¿Cuál fue la respuesta de los Apóstoles?

La iglesia respondió eligiendo a los siete diáconos para que se encargaran de “servir a las mesas” lo que implica que estuvieron dispuestos a compartir el poder de los apóstoles (judíos), con los diáconos (todos helenistas), de acuerdo a los nombres griegos que describe Lucas. Es muy interesante que los apóstoles no decidieran jerárquicamente quienes serian los diáconos, sino que toda la comunidad (judíos y helenistas) participaron en la elección y el resultado fue una junta diaconal compuesta exclusivamente por candidatos helenistas. El reconocimiento y el empoderamiento de una comunidad en los márgenes de la sociedad y que no tenía mucho poder en la naciente iglesia serviría más adelante como el puente por el cual la nueva comunidad cristiana compuesta principalmente por judíos podría alcanzar al mundo gentil.

En Mission Talk estamos trabajando por recuperar la imagen de Dios entre nosotros y en nuestros semejantes y denunciar proféticamente en como los asuntos de raza y poder influyen en las estructuras de injusticia que aún persisten en los Estados Unidos y que se manifiestan en políticas públicas que marginan y oprimen a poblaciones enteras por el color de su piel, el estilo de su pelo, el idioma que hablan, la zona donde residen o el país en que nacieron.

Desde hace algunos años estamos formando una coalición multirracial en el estado de la Florida, donde los evangélicos latinos, pueden realizar alianzas con nuestros hermanos afro americanos, nativos americanos, anglos sajones, asiáticos, del medio oriente, etc. Y todos juntos levantar nuestra voz profética en la esfera pública para combatir y desmantelar el racismo tanto en individuos como en instituciones que necesitan ser redimidos y transformados por una nueva cultura del Reino de Dios.

 

Equipo Editorial de Mission Talk